Garantizar la integración del enfoque de género en los proyectos y las operaciones de financiamiento para el desarrollo implica identificar e implementar estrategias y mecanismos para lograr que esta perspectiva deje de ser un complemento marginal —una nota al pie o el habitual “párrafo de género” en la documentación de las operaciones y programas—, para convertirse en un eje estructurante de las inversiones y, en definitiva, del financiamiento para el desarrollo. En este camino, una dimensión clave para lograr una integración estructural del enfoque de género es, sin duda, el fortalecimiento institucional con perspectiva de género. La experiencia nos lo ha demostrado en numerosas ocasiones: sin una transformación profunda de la cultura organizacional —basada en la igualdad, los derechos y la inclusión—, y sin un liderazgo genuinamente comprometido con esta agenda, resulta muy difícil que las operaciones de financiamiento e inversión sectorial incorporen el enfoque de género de manera sustantiva y sostenible en el tiempo.
En CAF- banco de desarrollo de América Latina y el Caribe- estamos trabajando para que la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres deje de ser un asunto complementario para convertirse en una prioridad transversal y parte integral de la misión del banco. Esta visión se sustenta en un mandato claro, plasmado en nuestra Estrategia de Igualdad de Género, que orienta su accionar y reconoce que la desigualdad de género no es un tema sectorial aislado, sino un factor estructural y transversal que condiciona el desarrollo en su conjunto. Es por ello, que en las operaciones soberanas de inversión en sectores clave para el desarrollo, como transporte, energía, agua, educación, salud y transformación digital, CAF incorpora y financia acciones de fortalecimiento institucional sectorial y desarrollo de infraestructura habilitadora e inclusivaque permita a las mujeres acceder y beneficiarse de la mejora en estos servicios públicos en igualdad de condiciones, oportunidades y derechos. A modo de ejemplo, la incorporación de acciones para la prevención de la violencia de género y situación de acoso en el diseño y desarrollo de infraestructura vial, transporte, educación y espacios urbanos como parques, mercados, centros deportivos y culturales, está contribuyendo a la creación de entornos más seguros y accesibles para las mujeres, impactando positivamente su bienestar físico y emocional.
Por otra parte, en el marco de nuestro trabajo de financiamiento y asistencia técnica a los diversos actores del ecosistema financiero, promovemos la incorporación del enfoque de género desde múltiples dimensiones: en los marcos normativos, en las políticas internas, y en la composición de los portafolios de productos y servicios, tanto financieros como no financieros.
Desde CAF se canalizan y priorizan líneas de crédito hacia instituciones financieras que demuestran un compromiso con el financiamiento de pequeñas y medianas empresas lideradas por mujeres, tanto a través de préstamos directos como de garantías. Asimismo, se promueven herramientas innovadoras de financiamiento, como el PIVOC, ejemplificado en el reciente préstamo aprobado por USD 300 millones en apoyo al programa de finanzas sostenibles del Gobierno de México. Este préstamo incorpora un mecanismo de reducción de la tasa de interés condicionado al cumplimiento de metas específicas en dos áreas clave: (i) la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, y (ii) la reducción de brechas sociales con enfoque de género, particularmente en lo relativo a disminuir la proporción de mujeres que viven, de acuerdo a su nivel de ingresos, por debajo de la línea de pobreza.
Los bonos temáticos —y en particular los bonos sociales con enfoque de género— se han consolidado como otra modalidad innovadora de financiamiento para acelerar la igualdad. En este contexto, CAF ha lanzado en 2025 su nuevo marco de financiamiento y bonos sostenibles, el cual, por primera vez, incorpora nuevas categorías sociales. Estas categorías permitirán canalizar recursos, en el mediano plazo, hacia proyectos de inversión orientados al fortalecimiento de políticas públicas de igualdad. Entre las áreas clave de impacto se incluyen los sistemas integrales de cuidados, los servicios de atención para los derechos de las mujeres, la prevención de todas las formas de violencia de género, y la prevención y atención del embarazo adolescente.
Adicionalmente, el Programa del Sello de Igualdad de Género para Instituciones Financieras Públicas (SIG-IF), impulsado conjuntamente por CAF y el PNUD, representa otra iniciativa transformadora. Este programa está abriendo oportunidades inéditas para convertir a los sistemas financieros en motores de desarrollo inclusivo. Lo hace mediante una transformación profunda de la cultura organizacional y la oferta de valor, promoviendo productos y servicios financieros adaptados a las necesidades específicas de las mujeres. Así, no solo se fomenta una mayor inclusión financiera femenina, sino que también se contribuye a mejorar los resultados financieros de las propias instituciones.
El estudio de CAF[1] sobre inclusión financiera con perspectiva de género demuestra, de manera contundente, que ampliar el acceso de las mujeres al mercado financiero no solo es una cuestión de igualdad, sino además una decisión estratégica rentable. Las mujeres presentan tasas de repago más altas, menores niveles de morosidad y una mayor lealtad como clientas en comparación con los hombres. Estos indicadores evidencian que promover la igualdad de género no debe verse únicamente como un acto de justicia social, responsabilidad corporativa o mejora reputacional, sino como una inversión inteligente capaz de generar retornos financieros concretos.
[1] CAF (2021), Inclusión financiera con perspectiva de género: ¿por dónde empieza el cambio?.
