La Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid, en una nueva colaboración con la Fundación Carolina, abrió ayer, 29 de septiembre, un nuevo ciclo de conversatorios con la vista puesta en la próxima Cumbre Iberoamericana, que se celebrará en Madrid en 2026.
Con este espacio de reflexión y debate se busca abordar los principales retos que enfrenta el sistema iberoamericano, así como su papel en un orden internacional en transformación, marcado por la crisis del multilateralismo, el auge de nuevas potencias y la necesidad de renovar los vínculos birregionales.
La primera sesión del ciclo estuvo dedicada a la inminente cumbre UE-CELAC, un foro crucial para repensar la relación entre Europa y América Latina y el Caribe. En un momento en que la arquitectura multilateral muestra signos de erosión, esta cumbre se convierte en una oportunidad para reforzar el diálogo político, diversificar la cooperación más allá de la dimensión comercial, y explorar un regionalismo latinoamericano en plena redefinición.
En esta primera sesión participaron Hugo Camacho, presidente de la Sección Iberoamericana del Ateneo; Alvaro García-Mayoral, investigador en el Área de Estudios de la Fundación Carolina; José Briceño Ruiz, doctor en Ciencia Política y profesor de Relaciones Internacionales en la UNAM; y Lorena Ruano, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid.
El encuentro fue inaugurado por Hugo Camacho, quien hizo un repaso de la colaboración entre ambas instituciones y puso en valor este nuevo ciclo como una «modesta contribución para pensar las potencialidades de la cumbre».
A continuación, Álvaro Mayoral destacó el papel de las cumbres en un momento global en el que el orden internacional y las relaciones multilaterales se encuentran en su mayor crisis desde el fin de la segunda Guerra Mundial. En este sentido, y pese a las dificultades que atraviesa, celebró la nueva edición de la Cumbre UE-CELAC como una herramienta que mantiene con vida lo que queda de este orden multilateral.
A continuación, José Briceño centró su intervención en la realidad compleja latinoamericana y la fragmentación de la región de cara a que se pueda producir algún avance en la integración latinoamericana. Esta fragmentación, indicó, entraña importantes dificultades para adoptar una posición conjunta ante la próxima cumbre.
Sobre los resultados esperables de la cumbre se mostró pesimista, partiendo de que estaríamos en un contexto económico y político más difícil: una economía que no acaba de recuperarse tras la pandemia, más disparidad en términos de narrativa de lo que es o debiera ser el desarrollo, comparativamente con el escenario en los 90, y una geopolítica que está fuertemente influenciando la economía mundial, estratificando el comercio en «bloques ideológicos».
Finalmente, Lorena Ruano se preguntó también sobre la relevancia de las cumbres, en un contexto global muy complicado. Sin embargo, destacó que entre la UE y América Latina y el Caribe existen ahora un acervo de acuerdos económicos y comerciales muy importantes, que abren un escenario propicio para la cooperación económica entre ambas regiones. «Tener reglas, respetar esas reglas, da certidumbre a los actores económicos». Concordó en la pertinencia de que se mantengan las cumbres: si bien cabe esperar pocos acuerdos macro, es muy relevante lo que se pueda operar a nivel micro impulsando desde los niveles más técnicos este acervo regulatorio compartido, al que podría sumarse ahora además el acuerdo UE- MERCOSUR.
A continuación hizo un repaso por los indicadores macroeconómicos, que ponen en evidencia la creciente marginalización de la UE y América Latina en la economía mundial. Asimismo, advirtió sobre la retirada de la UE del comercio exterior de América Latina, dejando de ser socia comercial prioritaria para ser desplazada por China.
Este ciclo prevé la celebración de sesiones mensuales, que serán anunciadas desde los canales de comunicación de Fundación Carolina y Ateneo de Madrid. Se puede volver a ver esta primera sesión en el vídeo abajo.