Hablamos con

Hablamos con Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL

Hablamos con Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL

Hablamos con
Ana Güezmes

Entrevistamos a Ana Güezmes como parte del Documento de Trabajo: “Propuestas para financiar el desarrollo con enfoque de género”, con el objetivo de recopilar información valiosa y perspectivas relevantes, de cara a la 4ª Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que se celebrará en Sevilla del 30 de junio al 3 de julio. A través de este diálogo, se han explorado ideas clave y se ha obtenido un análisis profundo que contribuyó significativamente al desarrollo del contenido del Documento de Trabajo.

Para comenzar, ¿podría resumirnos la misión de la CEPAL en materia de financiación para el desarrollo?

En materia de financiamiento para el desarrollo la CEPAL tiene como misión promover la generación y asignación eficiente de recursos financieros en América Latina y el Caribe para apoyar el desarrollo sostenible y la igualdad, incluyendo la igualdad de género. Asimismo, la misión es analizar los desafíos del Financiamiento del Desarrollo desde la perspectiva de las necesidades y propuestas de los países de América Latina y el Caribe.

¿Qué estrategias y acciones está impulsando la CEPAL para promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en la financiación al desarrollo?

La CEPAL tiene un papel activo en la incorporación de la perspectiva de género en el ámbito del desarrollo de América Latina y el Caribe. Trabaja en estrecha colaboración con los gobiernos, otros organismos intergubernamentales y la sociedad civil, en particular, el movimiento de mujeres y feminista, la academia y otros organismos especializados. Realiza principalmente actividades que pueden ser clasificadas en tres grupos: i) organización de reuniones intergubernamentales y de personas expertas e integración a nivel regional y subregional, ii) generación de conocimiento y recopilación sistemática de estadísticas de género y iii) cooperación técnica.

En términos de financiación para el desarrollo, se enfatiza:

  • Poner de relieve la necesidad de impulsar y fortalecer la cooperación subregional, regional e internacional para el desarrollo, incluidas las modalidades de cooperación Norte-Sur, Sur-Sur y triangular. Esto se señala observando con preocupación la persistencia de problemas estructurales agravados por la reducción de la asistencia oficial para el desarrollo y el financiamiento en condiciones favorables para los países de la región. También reconociendo la urgencia de tomar medidas concretas e inmediatas para asegurar la plena y efectiva aplicación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la Agenda Regional de Género. Estas medidas incluyen aquellas necesarias para implementar políticas y programas destinados a aumentar la inversión en las políticas de igualdad de género, los derechos de las mujeres y el desarrollo sostenible desde una perspectiva interseccional.
  • Trabajar con los gobiernos para impulsar y adoptar políticas fiscales progresivas, destinar presupuestos con enfoque de género e implementar mecanismos de financiamiento para revertir las desigualdades de género y garantizar los derechos de las mujeres, las adolescentes y las niñas, incluido el derecho al cuidado;
  • Aumentar el financiamiento en políticas de igualdad, particularmente en políticas y sistemas integrales de cuidados, el trabajo decente y la plena, significativa e igualitaria participación de las mujeres en posiciones de liderazgo en sectores estratégicos de la economía para transitar hacia la sociedad del cuidado.

 

En relación a actividades específicas, partiendo por el dialogo intergubernamental, es relevante mencionar la Conferencia Regional sobre la Mujer (CRM) de América Latina y el Caribe, que es un órgano subsidiario de la CEPAL y el principal foro regional en el ámbito de las Naciones Unidas sobre los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Los acuerdos alcanzados en esta Conferencia han incluido, entre muchos otros, compromisos en materia fiscal. Así, por ejemplo, en su última versión, el Compromiso de Buenos Aires incluyó: “Diseñar, implementar y evaluar […] políticas fiscales (ingresos, gastos e inversión) desde un enfoque de igualdad de género […] movilizando los máximos recursos disponibles […] a políticas e infraestructuras de cuidado, a fin de garantizar el acceso universal” (párr. 26); “adoptar políticas fiscales progresivas […] e implementar mecanismos específicos de financiamiento para garantizar recursos […] de la política pública orientada a revertir las desigualdades de género y garantizar los derechos de las mujeres […] incluido el derecho al cuidado” (párr. 27); “Fortalecer la cooperación regional para combatir la evasión y la elusión y mejorar la recaudación fiscal de los grupos […] más altos de ingreso y riqueza a través del impuesto a la renta corporativa y […] a la riqueza y a las propiedades, entre otros, y así disponer de más recursos para las políticas de igualdad […] incluidas las […] de cuidados” (párr. 29); “explorar opciones para el alivio de la deuda” (párr. 30); “Alentar la contabilización de los efectos multiplicadores de impulsar la economía del cuidado […] y la […] estimación de costo […] inversión y el retorno” (párr. 34).

También relacionado al dialogo intergubernamental, se puede mencionar la Plataforma Regional de Cooperación Tributaria para América Latina y el Caribe, donde la CEPAL ejerce las funciones de Secretaría Técnica. Este es un espacio para generar conocimiento, compartir experiencias, aportar a la construcción de posturas comunes y soluciones que orienten a la toma de decisiones para atender los desafíos de política tributaria de forma incluyente, equitativa, sostenible y favorable al crecimiento. De acuerdo con esto, sus subgrupos también han hecho alguna referencia a la perspectiva de género. Por ejemplo, en el informe del subgrupo de beneficios tributarios, los países resaltaron que Costa Rica y Brasil lo han integrado en sus informes en la materia. Señalaron entonces que, para seguir avanzando en esta dirección, los países podrían contemplar la producción de información desagregada por sexo y otras dimensiones. Asimismo, en los informes de los subgrupos de progresividad y tributación ambiental, la sociedad civil también ha hecho referencia al enfoque de género.

En materia de actividades de generación de conocimiento, se puede hacer notar que el Simulador de la OIT de inversiones en políticas de cuidados fue ampliado y validado en colaboración con CEPAL para los países de América Latina y el Caribe. Esta herramienta en línea realiza simulaciones macroeconómicas de políticas con el fin de corregir las lagunas en políticas de cuidados y recoger los múltiples beneficios de invertir en la economía del cuidado. El simulador indica que, a 2035, la región requiere de un financiamiento adicional de alrededor del 5% del PIB en promedio para llegar a estándares de la OIT (con un rango entre países de 2,6% hasta un 16,4% del PIB), lo que debe reflejarse en un llamado a la acción por parte de países, organismos internacionales, y actores sociales y privados para impulsar la inversión en políticas de cuidados. A su vez, se podrían generar aproximadamente 32 millones de empleos para 2035 y el cambio proyectado en la tasa de ocupación de las mujeres tendría un efecto relevante en la reducción de las brechas de género en el empleo.

Destaca asimismo la publicación de la última CRM titulada “El financiamiento de los sistemas y políticas de cuidados en América Latina y el Caribe: aportes para una recuperación sostenible con igualdad de género” y la reciente publicación “Efectos de políticas contracíclicas en los ingresos de mujeres y hombres durante la pandemia de COVID-19: un análisis de género sobre impuestos personales y transferencias en Bolivia (Estado Plurinacional de), Colombia y el Ecuador”. En esta última, gracias a la microsimulación de estos instrumentos fiscales, pudimos incluir también el lado tributario en el análisis de género, donde existe mucho menos avance. Por su parte,  la Asociación Latinoamericana de Instituciones Financieras para el Desarrollo (ALIDE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y la CEPAL lanzaron a principios del año 2023 la plataforma tecnológica: Comunidad de Práctica Financiamiento para el Desarrollo en América Latina y el Caribe. Este instrumento busca generar conocimiento para fortalecer la Banca de Desarrollo en la región y, en una encuesta entre sus puntos focales, la inclusión de la perspectiva de género fue la segunda opción más votada entre los temas a tratar en los foros de la comunidad.

Finalmente, en términos de actividades de asistencia técnica, destaca la realizada el año pasado al Ministerio de Hacienda de Chile sobre presupuestos con perspectiva de género, la que alimento importantemente la publicación “Marcos conceptuales y metodologías de identificación del gasto público con perspectiva de género”, y también las múltiples que estamos realizando junto a la OIT utilizando el mencionado simulador de inversiones en políticas de cuidados y que han fomentado o intentarán fomentar el diálogo tripartito entre gobiernos, empleadores y organizaciones de trabajadores.

¿Qué nuevas áreas planea la CEPAL explorar en los próximos años para mejorar el impacto de la financiación al desarrollo en la igualdad de mujeres y hombres?

En materia de generación de conocimiento, en la segunda mitad de este año, trabajaremos en una publicación sobre herramientas para la transversalización de la perspectiva de género en la política fiscal. Aquí recogeremos aportes de la economía feminista, de la Agenda Regional de Género y de la propia experiencia de la CEPAL en temas ya mencionados, como presupuestos y análisis de incidencia fiscal con perspectiva de género, la estimación de costos y retornos fiscales y sociales de la inversión en sistemas integrales de cuidado, entre otros. Mientras que, en 2026, planeamos realizar asistencia técnica con estas herramientas.

Más allá de las propias, ¿conocéis experiencias, iniciativas o buenas prácticas que podrían escalarse o replicarse, especialmente en América Latina y el Caribe? ¿De qué manera?

Varios países de América Latina han incorporado la perspectiva de género en los presupuestos públicos. Sin embargo, esta práctica aún no es generalizada ni existe una metodología internacional comparable. Avanzar en acuerdos sobre un marco conceptual común nos acercaría a dar seguimiento y visibilización a este gasto, como es el caso en otras materias del gasto social. Un marco que tendría que estar acorde a los compromisos internacionales que los países han asumido en materia de igualdad de género.

En relación a las estimaciones de costos y retornos fiscales y sociales de la inversión en sistemas de cuidado, existen iniciativas gubernamentales y académicas que han ido más allá de simulaciones a nivel agregado y han integrado microdatos en sus análisis. Este avance en capacidades técnicas y prospectivas les ha permitido estudiar impactos también a nivel individual, por ejemplo, en la reducción de la pobreza, tanto de ingresos como de tiempo. Aun así, quedarían desafíos, como, por ejemplo, una interacción más precisa con los sistemas de impuestos y transferencias; entre la demanda laboral que generan estas inversiones y la oferta laboral potencial; e incorporar el potencial de los cuidados para aumentar la generación de capacidades humanas y (sujeto a una distribución social más justa de los cuidados), a su vez, el crecimiento.

Finalmente, con respecto al análisis de incidencia fiscal con perspectiva de género, tanto el Banco Mundial como el Banco Interamericano de Desarrollo también han realizado publicaciones en la materia. Este último y la CEPAL han utilizado modelos del proyecto SOUTHMOD del United Nations World Institute for Development Economics Research (UNU-WIDER), que incluye modelos para cuatro países de la región y que están construidos de manera tal que sus resultados sean comparables entre países. Por esta razón, porque trabajan a nivel de individuos y hogares, y, como se mencionó, la posibilidad de incluir el menos explorado lado tributario, estos modelos tienen mucho potencial para seguir estudiando temas distribucionales.

Desde CEPAL, ¿cómo valoráis el estado actual del sistema de financiación al desarrollo en términos de integración de la perspectiva de género?

Ya he hecho referencia a algunos aspectos internos y externos de la movilización de recursos públicos. Uno de los aspectos internos que no he mencionado y que sigue siendo un reto y uno de los grandes pendientes a nivel mundial y de América Latina, es la inclusión financiera con perspectiva de género. El sistema financiero no ha sido capaz de generar las condiciones para un acceso equitativo de las mujeres a sus servicios y productos, lo que debe impulsar aún más el involucramiento de la Banca Pública de Desarrollo con acciones para corregir estas distorsiones de mercado. Las barreras de acceso al crédito por parte de las mujeres, las emprendedoras y empresarias siguen siendo muchas, a pesar de que la evidencia empírica disponible revela que, en general, tienen un mejor perfil de cumplimiento en sus obligaciones financieras que los hombres y tienen, al mismo tiempo, menores niveles de endeudamiento. América Latina y el Caribe es una de las regiones con menores índices de acceso a los servicios financieros, donde solo el 51% de las mujeres tienen una cuenta bancaria, comparado con el 57% de los hombres, mientras que únicamente entre el 20 y el 25% de las emprendedoras y empresarias cuentan con algún crédito para el desarrollo de sus negocios.

De cara a los próximos años, ¿cómo visualiza la evolución del sistema internacional de financiación al desarrollo?

Cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) requerirá una gran movilización de recursos internos y externos. Ello requiere un proceso de reformas del sistema financiero internacional, así como del sistema tributario. Fortalecer los bancos de desarrollo, la red de seguridad financiera y el FMI es crucial.

La expansión en la capacidad de movilización de recursos debe venir acompañada, a la vez, de un cambio en su lógica de asignación que permita una mayor inclusividad de los países de ingreso medio. El aumento en la movilización de recursos por parte de la arquitectura financiera internacional para el desarrollo y un cambio en la lógica en su asignación que favorezca a los países de ingreso medio debe complementarse con una estrategia para optimizar su impacto en el desarrollo económico y social.  De cara a la 4ª Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo en Sevilla, la región ha planteado la necesidad de una medición del desarrollo que vaya más allá del PIB y avanzar hacia una medida multidimensional, que se configure como parte de un cambio de paradigma para avanzar hacia una arquitectura de financiamiento para el desarrollo más flexible, que supere el concepto de criterios de graduación y la categorización arbitraria de los países en desarrollo.

Reducir la evasión tributaria con esfuerzos globales y nacionales también es crucial para aumentar la movilización de recursos. Los países de la región han desempeñado un papel importante en el avance de las negociaciones para alcanzar la mencionada Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cooperación Internacional en Cuestiones de Tributación, que se espera contribuya al logro de un acuerdo sobre nuevas reglas fiscales a escala mundial. Se espera, asimismo, que esta convención marco permita movilizar la mayor cantidad de recursos posible para el desarrollo sostenible, la promoción de la igualdad de género y la sostenibilidad medioambiental.

¿Qué tendencias o cambios anticipa que podrían reforzar o poner en riesgo los avances logrados en materia de igualdad de mujeres y hombres en la financiación al desarrollo?

La región se enfrenta a una crisis multidimensional del desarrollo, reflejada en tres trampas que ha caracterizado la CEPAL: i) baja capacidad para crecer; ii) alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social, y iii) bajas capacidades institucionales y gobernanza poco efectiva. A esta se agrega una crisis de cuidados, la cual afecta de manera desproporcionada a las mujeres. Los requerimientos adicionales de cuidados que surgirán como consecuencia del envejecimiento de la población, las tendencias demográficas y epidemiológicas, los efectos del cambio climático y de las transformaciones en el mercado laboral, hacen urgente abordar la actual organización social de los cuidados y su financiamiento. La región deberá enfrentar demandas de cuidado de cada vez mayor complejidad, sin haber resuelto aún las necesidades básicas de cuidado infantil y persiste una deficiencia de servicios e infraestructura para el cuidado. Para superar las mencionadas trampas del desarrollo y cerrar brechas estructurales asociadas, la CEPAL ha identificado transformaciones que se consideran indispensables y, en línea con lo señalado, una de las once transformaciones refiere a avanzar hacia la sociedad del cuidado y la igualdad de género. A su vez, los principales desafíos tributarios de la región repercuten en la falta de financiamiento para estos temas. Hacerse cargo de esto es necesario para evitar una profundización de la actual crisis de los cuidados que pudiera traducirse en mayores niveles de pobreza, desigualdad y vulnerabilidad en los hogares.

Por otra parte, la educación financiera ha pasado a ser un eje central para la inclusión financiera de las mujeres. La educación financiera permite distinguir entre la lógica financiera de un proyecto (diseñar un emprendimiento bancable) de la lógica puramente bancaria. La educación financiera debe ser concebida de manera dinámica. Se trata de promover el conocimiento en el uso de instrumentos financieros a lo largo de la vida de un emprendimiento. En este sentido, las políticas de educación financiera deben incluir programas de acompañamiento a lo largo de un proyecto de emprendimiento. Un reto importante a tener en consideración es que cualquier política de inclusión financiera conlleva costos y tiene un horizonte temporal de largo plazo. Esto requiere una clara definición de metas y un proceso establecido y acordado entre los agentes de monitoreo de resultados. El horizonte temporal de largo plazo tiene implicaciones para la temporalidad en el monitoreo y evaluación del logro de los objetivos planteados en los programas de inclusión financiera.

vTeniendo en cuenta vuestra valoración sobre el estado actual del sistema de financiación al desarrollo y las tendencias que anticipáis, ¿qué estrategias/medidas considera prioritario impulsar para consolidar y ampliar los avances en igualdad de género en este ámbito?

Respecto a políticas de igualdad de género e inversiones orientadas a concretar una nueva organización social de los cuidados, se requieren medidas relacionadas a su financiamiento y a la transversalización de las perspectiva de género. En términos de financiamiento, como se señaló, se requerirá encauzar una importante cantidad de recursos adicionales para políticas de igualdad de género e inversiones en cuidados, tanto internos, externos, públicos como privados, utilizando medidas como las que he mencionado. Transformar la actual organización social de los cuidados tiene el potencial de, además de asegurar el bienestar de todas las personas y el derecho al cuidado, contribuir al desarrollo económico a través de la creación de empleo, servicios de calidad, una mayor generación de capacidades humanas y una mayor recaudación fiscal. Si bien el cuidado es un derecho humano universal, su garantía puede seguir criterios de progresividad sobre la base de la priorización de las necesidades de las diferentes personas. Por su parte, en relación a la transversalización de las perspectiva de género, como también mencioné, avanzar en acuerdos sobre un marco conceptual común para los presupuestos públicos nos acercaría a dar seguimiento y visibilización a este gasto. Además de progresar en presupuestos públicos, como estos entregan resultados agregados, es necesario seguir avanzando en capacidades técnicas para analizar la incidencia de las políticas fiscales en hombres y mujeres a nivel individual. Finalmente, en términos de capacidades prospectivas, se deben seguir desarrollando proyecciones de los costos y retornos de invertir en sistemas integrales de cuidado.

En términos de los instrumentos específicos, el financiamiento de las políticas de cuidado puede estar basados en varios o en combinaciones variables de ellos para generar fondos solidarios de cuidados. Por ejemplo: modelos contributivos de seguridad social, impuestos generales, sistemas de copago progresivos, contribuciones del sector privado, alianzas público-privadas a nivel macro y en grupos o sectores específicos, fondos para cuidados a cargo de empresas (incluyendo actividades de responsabilidad social empresarial), sindicatos o cooperativas, seguros individuales contra el riesgo de estar en situación de dependencia, fondos soberanos provenientes de la explotación de recursos naturales, entre otros. Esta estrategia integraría y fortalecería modelos existentes, adaptándose a las realidades de cada país.

En materia de inclusión financiera, se debe fomentar el diálogo y fomentar las mejores prácticas que incluyen crear un ecosistema financiero de apoyo, facilitar el cambio de las fuentes de crédito informales a las formales, abordar las brechas a través de la recopilación y presentación de información para identificar y cuantificar las brechas de género en los depósitos, créditos y seguros, y en el acceso a los préstamos a las pymes por parte de las mujeres empresarias.

Para concluir, ¿hay algún aspecto adicional que le gustaría resaltar o matizar?

Me gustaría terminar resaltando la próxima versión de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que tendrá lugar en Ciudad de México entre el 12 y 15 de agosto de este año. El tema será “Las transformaciones en los ámbitos político, económico, social, cultural y ambiental para impulsar la sociedad del cuidado y la igualdad de género”. Así, la Conferencia presenta una nueva oportunidad para la integración de la perspectiva de género en el financiamiento para el desarrollo y será clave para impulsar una sociedad del cuidado y consolidar los compromisos regionales hacia la igualdad de género y la sostenibilidad.

A través de los acuerdos aprobados en los órganos subsidiarios y reuniones intergubernamentales de la CEPAL, los países de América Latina y el Caribe han contribuido a impulsar el debate sobre los cuidados, al reconocer el cuidado como un derecho, un bien público, un trabajo y la economía del cuidado como un sector económico dinamizador y base del conjunto de la economía. Entonces, espero que en la  4ª Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo en Sevilla y en el mundo en general, hablemos más y con más sentido de urgencia de cómo acelerar el camino a una sociedad del cuidado.