Tribuna Red Carolina

El compromiso de ser «carolino» en tiempos de pandemia

El compromiso de ser «carolino» en tiempos de pandemia

Desde su aparición en la ciudad china de Wuhan en diciembre del 2019, y según reportes de la Organización de las Naciones Unidas, se estima que la pandemia de COVID‑19 habrá afectado a casi 1.2 miles de millones de estudiantes, causará que 1.6 miles de millones trabajadores pierdan sus ingresos y empujará alrededor de 50 millones de personas a la pobreza en todo el mundo.

El efecto de la pandemia de COVID‑19 ha sido devastador, trastocando no sólo la salud de millones de personas, sino también afectando sus medios de vida y sobrevivencia, los sistemas alimentarios, el flujo de comercio internacional, el envío de remesas, el precio de las materias primas de las cuales muchos países en desarrollo dependen; así como importantes industrias generadoras de derrama económica como el turismo.

El mismo Banco Mundial estima que la recuperación global será lenta debido a los rebrotes de COVID‑19 en varias regiones del mundo, llevando a que el PIB se posicione un 4,4% por debajo de las proyecciones antes de la pandemia, y con una brecha de casi el doble para los países en desarrollo.

En este contexto, el haber sido reconocido como un becario de la Fundación Carolina, además de ser un enorme orgullo, también se ha convertido en un reto y en una odisea.

Por un lado, cientos de becarios que ya estaban en España quedaron confinados cuando la pandemia empezó a extenderse por Europa el año pasado y muchas actividades educativas y de investigación quedaron interrumpidas o pospuestas. Y, por otro, los nuevos becarios tuvieron y todavía tienen que lidiar con oficinas de gobierno paralizadas, embajadas y consulados cerrados, restricciones de vuelos, permisos extraordinarios, requisitos de pruebas de PCR, cercos sanitarios, entre otros obstáculos.

Sin embargo, ante tan adverso e incierto escenario mundial, recae sobre nosotros el contribuir a la recuperación y mejora de nuestra sociedad y economía. Ya que, según datos de la UNESCO en 2018, Iberoamérica es una de las regiones que más se ha rezagado en la formación de su población a nivel de maestría y doctorado. Por ejemplo, Brasil, México, y Uruguay tienen un porcentaje de población con instrucción a nivel de maestría de 0,958%, 1,513% y 2,081%, respectivamente; en comparación con el 13,05% en Estados Unidos. O bien, referente al porcentaje de población con una formación a nivel de doctorado, Brasil, España y México tienen porcentajes de 0,523%, 1,326%, 0,169%, respectivamente; en contraste con Alemania y Estados Unidos, con 2,521% y 4,094%, respectivamente.

Gracias al enorme apoyo de la Fundación, ahora somos parte de esa selecta minoría de los más preparados; aquéllos con los mayores conocimientos, instrucción y habilidades de nuestros países. Y con ese privilegio viene la responsabilidad y el compromiso con nuestros estudios, formación, investigaciones y, por supuesto, con el cuidado de nuestra salud.

Desafortunadamente, la pandemia es apenas uno de tantos retos pendientes en Iberoamérica y el mundo; el cambio climático, el combate a la pobreza, la construcción de sistemas educativos de calidad, la búsqueda de la igualdad de género, la producción de energías limpias y no contaminantes, la creación de trabajos decentes y crecimiento económico y la recuperación y saneamiento de ecosistemas terrestres y marinos son sólo algunos de los puntos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. Por lo que aún hay mucho trabajo por hacer.

Es verdad que para muchos de nosotros ha sido un vía crucis poder conseguir nuestros visados de estudios, acceder a vuelos, cumplimentar todos los requisitos burocráticos para poder salir de nuestros países y luego para entrar en España, las gestiones administrativas con las universidades; habiendo todavía muchos becarios que no han podido llegar a sus destinos y han tenido que iniciar sus clases a distancia… Sin embargo, como dijo una sabia coordinadora de la Fundación, seamos pacientes y no perdamos el entusiasmo pues: “Todo llegará”.

Como carolinos, es nuestra responsabilidad redoblar el esfuerzo ante la adversidad, la incertidumbre y los retos que nos plantea el actual entorno. En el corto plazo, cumpliendo y terminando satisfactoriamente nuestros estudios en España a pesar de las restricciones generadas por la pandemia, cuidando también de nuestra salud y acatando las disposiciones de las autoridades sanitarias.

Sin embargo, y de manera mucho más importante en el largo plazo, es nuestro compromiso convertirnos en agentes de cambio que siembren las semillas necesarias para la transformación de nuestras sociedades; haciendo realidad ese efecto multiplicador sobre toda la región, a fin de verdaderamente contribuir al desarrollo social, económico, tecnológico y educativo de nuestra Iberoamérica.

Daniel Eduardo López Martínez
Becario del Máster Oficial en Biotecnología Cuantitativa

Ingeniero especializado en patentes con experiencia en el campo de la Propiedad Industrial y la I+D; muy interesado en los temas de emprendimiento, innovación y desarrollo tecnológico, estudió ingeniería biotecnológica en el Instituto Politécnico Nacional (México) y una Maestría en Administración, en Universidad La Salle (México), graduándose con honores. Actualmente se encuentra cursando el Máster en Biotecnología Cuantitativa en la Universidad de Zaragoza (España), en el marco de la convocatoria de becas 2020 de Fundación Carolina.

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