Punto de vista

Conocimiento, ciencia y tecnología para la transformación productiva
y la inclusión: espacios para fortalecer una cooperación renovada en Iberoamérica y el Caribe

Conocimiento, ciencia y tecnología para la transformación productiva
y la inclusión: espacios para fortalecer una cooperación renovada en Iberoamérica y el Caribe

El conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) son reconocidos universalmente como impulsores fundamentales del crecimiento, la inclusión y la igualdad, así como componentes esenciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el cumplimiento de la Agenda 2030. Sin embargo, esta afirmación muchas veces no es coherente con el peso o el papel que suelen tener estos elementos dentro de las políticas de desarrollo y los presupuestos nacionales de los países. Esto es particularmente preocupante en economías de ingreso medio, como es el caso de la mayoría de los países de Iberoamérica, quienes en promedio invierten un 0,74% de su producto interior bruto en actividades de investigación y desarrollo, en comparación por ejemplo con los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cuyo valor alcanza al 2,38% (ambos valores a 2018).

Muchos de los países de la región han basado su competitividad en los bajos costos de sus factores de producción, la demanda de sus recursos naturales o en factores geográficos (elementos que han dado origen a un tipo de competitividad espuria), pero se ha comprobado que esto no es sostenible en el largo plazo. Sin aumentar la competitividad y la productividad con base en la innovación y el cambio tecnológico, y el desarrollo y la incorporación del conocimiento (conocida como competitividad auténtica), los países no lograrán mejorar sus niveles de bienestar social de forma sostenida, reducir la desigualdad y mitigar el impacto ambiental, de forma de avanzar en el cumplimiento de los ODS.

La pandemia de la COVID-19 ha puesto en evidencia viejos y nuevos problemas estructurales de América Latina y el Caribe. A los retos estructurales de una región en transición al desarrollo (con altos niveles de desigualdad y pobreza, baja productividad, alta heterogeneidad estructural, elevados niveles de informalidad, escaso nivel de innovación y desarrollo tecnológico, y debilidad de las instituciones públicas) la pandemia suma nuevos elementos vinculados a la salud física y mental, factores relativos a la situación económica y laboral, y aspectos relacionados con la estabilidad política e institucional de los países. Por lo que los riesgos asociados al avance de la pandemia para los países de la región pueden ser mucho mayores incluso a los experimentados en los países desarrollados. La pandemia ha puesto de manifiesto que la gobernanza global existente no es suficiente para afrontar los desafíos a los que nos hemos visto enfrentados. Tenemos el desafío de construir un sistema multilateral que se base en ofrecer soluciones colectivas para problemas globales, y que, a su vez, deje atrás la idea de una globalización concentradora y desigual.

Este desafío multilateral tiene gran relevancia en la CTI. Hoy más que nunca la innovación y el conocimiento, así como el desarrollo de soluciones tecnológicas, serán esenciales para el desarrollo y para la reconstrucción de Iberoamérica. Los esfuerzos en investigación y desarrollo de América Latina y el Caribe han sido históricamente modestos y en estos tiempos se hace más necesaria que nunca la coordinación y coo- peración entre los sistemas científico-tecnológicos. Se requiere un enfoque que trascienda lo nacional y fortalezca la integración incluyendo los sistemas productivos.

La cooperación iberoamericana tiene un gran potencial para el avance de la región hacia un desarrollo sostenible e inclusivo. Pero para ello debemos generar un modelo de cooperación más inclusivo y democrático, fortaleciendo las relaciones e intercambio entre los países, las instituciones y las personas, y asegurando la plena participación de todos. Esta nueva cooperación debe considerar las singularidades de la región, en la que confluyen países con niveles de desarrollo muy diferentes, con altos niveles de desigualdad y vulnerabilidad.

La cooperación iberoamericana en ciencia y tecnología tiene la oportunidad de ofrecer un mecanismo de llegar a las metas planteadas en el marco de los ODS, alcanzando niveles de consumo y producción compatibles con el medio ambiente, estimulando un modelo de inversión favorable a la innovación y el cambio estructural al tiempo que permita el desacople entre el crecimiento y el impacto ambiental.

Debemos poner la igualdad en todas sus dimensiones (de ingreso, de género, territorial, entre otras) en el centro de la cooperación en temas de educación, ciencia y tecnología, asegurando sistemas científicos y tecnológicos inclusivos, y que aseguren la plena participación de todas las personas en todas sus etapas y disciplinas del conocimiento, con énfasis en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.

Por su parte, el intercambio de conocimiento en el espacio iberoamericano debe tomar un lugar protagónico en las agendas políticas de los países. Debemos aprovechar las herramientas que nos ofrece la revolución digital para acercar el trabajo que se realiza en los distintos países y regiones y generar espacios interdisciplinarios de cooperación e intercambio que nos permitan llegar a ideas y soluciones innovadoras para afrontar los desafíos que tiene la región.

Estos son algunos de los retos y las ideas de futuro que planteamos para el espacio iberoamericano del conocimiento y la educación superior, así como las redes de investigación y ciencia y tecnología. Celebramos el XX aniversario de la Fundación Carolina y esperamos continuar trabajando juntos en pos de un desarrollo más inclusivo y sostenible para todos los iberoamericanos y caribeños.

Alicia Bárcena
Secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

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