Los países europeos han sido tradicionalmente socios preferentes de Chile, y Europa ha sido el destino principal de las exportaciones chilenas. En la década de los años ochenta, el 40% de las exportaciones chilenas se dirigían a la Unión Europea (UE), pero con la apertura comercial de los años noventa, Chile diversificó sus mercados firmando acuerdos con varios países, lo que supuso una disminución de sus exportaciones hacia la UE del 26%. No obstante, la UE siguió siendo el principal destino, lo que demostraba que la relación comercial estaba consolidada (Meller y Sáenz, 1995: 17).
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