La pandemia global ha provocado la mayor contracción en 200 años en América Latina y el Caribe, región que en los últimos años ya presentaba un crecimiento económico reducido y tensiones sociales al alza, debido a las brechas estructurales históricas en materia de desigualdades, diferencias en el acceso a servicios y derechos, limitado espacio fiscal y una reducida capacidad de redistribución, informalidad laboral y una productividad limitada.
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