Las organizaciones sindicales desempeñan un papel decisivo en el desarrollo de los países. Su fortaleza, su forma de organización, su independencia y autonomía, así como su capacidad de propuesta, negociación y movilización, son factores que han determinado (y determinan) su importancia en la configuración y articulación del modelo de convivencia social. En este sentido, la acción de las confederaciones sindicales cubre los ámbitos principales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030: el socioeconómico (particularmente, el ODS 8: “trabajo decente y crecimiento económico”), el medioambiental, el de las relaciones entre el sector público y el privado y el de la cooperación al desarrollo.
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