Este artículo analiza la gobernanza criminal en América Latina, destacando cómo las organizaciones criminales no solo desarrollan actividades ilícitas, sino que también ejercen formas de autoridad y control social.
A partir de conceptos como gobernanza híbrida, se muestra que estas estructuras no reemplazan totalmente al Estado, sino que coexisten con él, complementándolo o compitiendo en territorios urbanos, rurales y penitenciarios.
Casos como el Primeiro Comando da Capital en Brasil, el Clan del Golfo en Colombia y el Tren de Aragua en Venezuela evidencian que los grupos criminales establecen reglas, proveen servicios y construyen legitimidad entre la población, a menudo aprovechando vacíos estatales.
El texto también explora las tipologías de la relación crimen-Estado, que van desde la confrontación violenta hasta la integración simbiótica.
Asimismo, se destacan las variaciones territoriales de la gobernanza criminal, más violentas en zonas rurales estratégicas y más institucionalizadas en centros urbanos o cárceles.
Finalmente, se proponen respuestas basadas en tres ejes: reforma penitenciaria, fortalecimiento estatal en áreas críticas y reconceptualización del rol del Estado para recuperar legitimidad y disputar la autoridad criminal.