Hablamos con

Entrevista a Marcelo Martinessi, exbecario y director de «Las Herederas»

Entrevista a Marcelo Martinessi, exbecario y director de «Las Herederas»

Hablamos con
Marcelo Martinessi

Director de cine paraguayo

Becario de la Fundación Carolina en 2006, en el curso de Desarrollo de Proyectos Cinematográficos

Hablamos con Marcelo Martinessi, director de cine paraguayo y exbecario de Fundación Carolina, con motivo del estreno de su película Las Herederas en España, (ganadora, entre otros premios, de dos Osos de plata del Festival de Berlín y cinco nominaciones a los Premios Platino). Le preguntamos por su experiencia como becario, por su trayectoria profesional después de la beca, y, como consecuencia de la fuerte presencia de mujeres en su película, por la importancia de alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.

Marcelo, fuiste becario de la Fundación Carolina en 2006, cuando hiciste el curso de Desarrollo de Proyectos Cinematográficos Iberoamericanos en Madrid. ¿Sigues en contacto con tus compañeros del programa?

De la gente que conocí con la beca de Fundación Carolina, mantengo especial contacto con la brasileña Julia Murat, decidimos trabajar juntos en el proyecto de Las Herederas y acabó siendo la coproductora. También mantengo el contacto con varios compañeros, que, de alguna manera, también están haciendo cosas, así que intercambiamos a veces opinión, a veces recomendaciones, etc. Sigo en contacto con otros becarios de la Fundación, como con Daniel Vega, Rubén Mendoza o Damián Fraticelli, así como con otras como Julia Solomonoff, que estuvo con nosotros en el estreno de Las Herederas en Nueva York.

La beca me ayudó mucho a intercambiar y a tener la posibilidad de tratar con gente maravillosa, como Vicente Leñero, un escritor que me ayudó a entender muchas cosas y Jorge Goldenberg, los dos tutores que me tocaron. También me permitió poder ubicarme como escritor de un primer largo y aprender qué cosas de las que escribía funcionaban, y en qué elementos necesitaba trabajar más.

¿En qué crees que contribuyó el curso a tu trabajo?

El ejercicio que te hace ese curso es maravilloso, la verdad. Poder empezar a… no sé, a pensar la narrativa cinematográfica con otros ojos también. Es importantísimo que ese curso exista para nosotros, porque desde Paraguay es como todavía no tener una cinemateca, no tener un instituto de cine, no tener una escuela pública de cine, es como que necesitamos conectarnos con el mundo para poder hacer películas. Y, como les digo, el caso de Julia Murat, el conocer a gente gracias a cursos como ese, te ayuda después.

Tras la beca, volviste a tu país y fuiste el primer director de la televisión pública de Paraguay. Cuéntanos cómo viviste aquella etapa.

Paraguay tuvo una pequeña primavera con un gobierno, digamos, de tintes socialistas, y en ese momento estaba estudiando cine en Londres, me llamaron y me fui a Paraguay. Tuve la posibilidad de participar en el proceso de creación de una televisión pública y fui su primer director ejecutivo. El gobierno empezó en el año 2008, la televisión pública se creó en el 2010 y se terminó en 2012 con un golpe de Estado perpetrado contra el gobierno de Fernando Lugo.

A partir de entonces, ese canal de televisión perdió su espíritu público y ahora es casi una agenda presidencial. Son los vaivenes de la política también; si uno se mete a jugar…. Yo aposté mucho por ese proyecto, y creo que no transformamos nada de lo que queríamos cambiar, pero sí nos transformamos nosotros.

¿Qué pretendíais transformar a través de ese proyecto?

Nosotros queríamos que la televisión, de alguna manera, pudiera verse como nos vemos nosotros, que hubiera programas que hablasen como nosotros. Es decir, que si tenemos una gran población que habla guaraní, pues que hubiera programas de entretenimiento y programas para niños en guaraní. Las televisoras comerciales no lo hacen, pero no porque sean malas, sino, sencillamente porque les resulta caro, hay que hacer una inversión, no les interesa.

Queríamos hacer una televisión que tuviera un espíritu público donde el ciudadano sintiese que podía ver algo desde un lugar donde no se manejan los mismos intereses que manejan los grupos privados. Incluso no nos interesaba mucho hacer noticieros, nos interesaba más hacer debates acerca de lo que estaba pasando en Paraguay.

«Lo que hace el cine es ayudar a que la gente piense, y eso puede generar un cambio«

Por lo que hemos visto, tu cine tiene elementos de compromiso social. ¿Crees que a través del cine se puede impulsar el cambio en la sociedad?

Me parece que puede ayudar a debatir. O sea, nosotros debemos impulsar el cambio. Yo creo que el cine no va a impulsar solo nada. Me parece que lo que hace el cine es ayudar a que la gente piense, y eso puede generar un cambio. Hay un corto mío sobre la guerra civil del 47, también hice un trabajo con niños de la calle en el que ellos hicieron el guion conmigo, fue un trabajo muy en conjunto, así que los cortos para mí sí eran muy militantes.

Las Herederas no es una película militante, es una película que sale un poco más de ese compromiso social, pero aun así en Paraguay se montó un escándalo a partir de la sexualidad, y yo pensaba: “no entiendo cómo esta gente no ve que la película es sobre muchas otras cosas.” Creo que lo que más le molestó a mucha gente es que fuera la primera película de Paraguay que estaba en la competencia de Berlín, que tuvo dos Osos de Plata y que cómo va a mostrar lo peor de Paraguay: una relación de dos mujeres… Realmente, y les soy absolutamente sincero, ni pensé en eso cuando hacía la película.

Fundación Carolina trabaja alineada con la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Tu película tiene una fuerte presencia femenina. ¿Cómo crees se debe avanzar hacia una igualdad real y hacia el empoderamiento de las mujeres en Paraguay?

Paraguay es un país en el que históricamente las mujeres han sido muy importantes. Sufrimos una gran guerra en 1870 y la reconstrucción del país la hicieron las mujeres, porque quedaron solo el 10 % de los hombres. Es un país donde era muy común compartir hombre para repoblar el país. Tenía realmente una presencia muy fuerte de mujeres y hasta hoy, yo creo que las mujeres son, siempre digo, las que tejen la fibra interna de la sociedad. Pero lastimosamente en la visibilidad política, mediática y en los poderes de decisión, siempre hay una amplia mayoría de hombres.  Han sido los hombres los que han tratado de tapar esa importantísima presencia de mujeres.

Se trata de un país en el que existe una violencia estructural contra las mujeres muy grande en el lenguaje cotidiano, la forma de referirse a las mujeres en guaraní y en castellano es muy ofensiva y, por otro lado, tiene casos de violencia y de asesinatos de parejas a mujeres que es… las cifras de Paraguay de violencia contra la mujer son terribles. Entonces me parece que es un país que realmente tiene que repensarse y que necesita un movimiento feminista y que necesita leyes y que necesita de alguna manera proteger mucho más a las mujeres.

En el caso de las mujeres, no se trata solamente de llegar a un nivel de representación política determinado o a leyes de paridad, sino que tiene que ver con la violencia estructural que no se ve en los números, pero que está, por ejemplo, en el lenguaje cotidiano. Eso es lo que necesitamos cambiar y muchas veces son las mujeres mismas las que necesitan también trabajar en ese cambio, porque en no pocas ocasiones ellas también, lastimosa o inconscientemente, son reproductores de ese tipo de lenguaje o de ese tipo de preconceptos. Paraguay necesita mucho trabajo en ese ámbito.

¿Piensas que esta película puede ayudar, de alguna forma, a la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5, el de la igualdad?

Me llamaba la atención que durante el rodaje algunos hombres del equipo, como que se molestaban por el rol de los hombres en la película, muy marginal, muy casi como un objeto. Y yo pensaba, ¡Dios mío!, cómo debe ser para una mujer, que en el día a día todas las películas, todas las series, todas las novelas, tienen a las mujeres en un lugar marginal, vistas como objetos o como caricaturas.

Creo que hay todo un trabajo que hacer, desde las mujeres también, porque haciendo la comparación política, el símbolo de mujer presidente ha sido siempre como Margaret Thatcher, que gobernaba como un hombre. Hay mujeres que son agentes reproductores de modelos masculinos. Lo que tenemos que conseguir son mujeres que piensen, ansíen, gobiernen y aprovechen todo ese hermoso universo femenino para poder cambiar las cosas. No es solamente el tema de la paridad, sino también ese pensar en todo lo que significa el ser mujer para poder proponer cosas distintas.  Hablo mucho de eso con mi mujer, con mis amigas feministas.

Comparte:

Facebook
Twitter
LinkedIn
Email