Todas las personas sumamos y todos nuestros gestos suman. También suman nuestras acciones en la defensa de nuestro planeta, la casa de todos y todas. Con el ánimo de sumar esfuerzos para combatir la degradación de los ecosistemas acuáticos, el pasado 12 de junio un grupo de becarias y becarios de Fundación Carolina se unió a la Gran Campaña de recogida de basura en entornos naturales, basuraleza, «Limpia ríos, salva océanos» convocada a nivel nacional en el marco del proyecto Libera.
Esta actividad, organizada por el programa Vivir en España de Fundación Carolina, se realizó en colaboración con ECOALF, y consistió en limpiar los residuos que se generan en el entorno del río Jarama, Madrid, partiendo del hecho de que el 80% de la basura marina se origina en los ríos. Ello supone que para conservar nuestros mares (ODS 14), resulte fundamental mantener limpios nuestros ríos.El gran problema de la basuraleza
El compromiso común con el cuidado de la naturaleza animó a este grupo a movilizarse contra la basuraleza: «Me apunté en la actividad, pues tengo un compromiso con la protección del medio ambiente», manifiestó Máximo Quitral, becario chileno que está realizando una estancia posdoctoral en la Universidad Complutense de Madrid gracias a la Fundación Carolina. «Cuando se comunicó que haríamos esta actividad, no dudé en asistir».
Los y las becarias que participaron coinciden en que lo que más les impactó fue la cantidad de basura existente, procedente, en su mayoría, de los sistemas de depuración del alcantarillado de ciudades colindantes: «Quedé sorprendido con la cantidad de basura acumulada en un reducido espacio. No podía comprender el nivel de despreocupación de las personas por evitar que sus desechos lleguen a un río», reconocía Máximo.
Por su parte, Dahiana Vásquez, docente de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, en República Dominicana, y que está realizando su tesis doctoral en Comunicación, Información y Tecnología de la Sociedad en Red en la Universidad de Alcalá gracias a la Fundación Carolina, insistía en que «lo que más me impactó fue la cantidad de toallas húmedas y toallas sanitarias encontradas a orillas del río. Cómo los seres humanos podríamos evitar este tipo de situación, si tan solo nos interesara un poco más saber qué está pasando».
Casi 200kg de toallitas húmedas
El grupo logró sacar casi 200kg solo de toallitas húmedas, las cuales estaban «casi fusionadas con el suelo», indicó Catalina Cabello, becaria chilena del Máster Universitario en Riesgo Sísmico mediante Tecnologías Geoespaciales, dentro del Programa STEM para tituladas superiores de Fundación Repsol. «A medida que uno estaba más tiempo recogiendo basura, más toallitas iban apareciendo. Incluso había un pequeño cerrito en que empezaron a remover la tierra y eran más toallitas que tierra», puntualizó.
Esta actividad se enmarca en un mes en el que se celebran dos efemérides ambientales: el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) y el Día Mundial de los Océanos (8 de junio), por lo que, tal como indicó Vanessa Morales, becaria de Costa Rica del Máster Universitario en Técnicas de Conservación de la Biodiversidad y Ecología, «fue de gran interés para mí poder aportar un granito de arena en la protección del medio ambiente justo este mes». Para conseguir un compromiso de la sociedad con este problema, que nos atañe a todos y todas, resaltó que «es de suma importancia la educación ambiental, para lograr la concienciación sobre los impactos negativos que estamos generando en el medio ambiente y cómo podemos disminuirlos».
Contribuyendo en materia medioambiental a la consecución de la Agenda 2030
Uno de los elementos que interconecta a los becarios y becarias de Fundación Carolina, además de formar parte de la gran familia de la Red Carolina, es su compromiso con la Agenda 2030 y con la consecución de los ODS; y ello se plasmó en la energía y las ganas con las que se enfrentaron al reto medioambiental de la recogida de residuos del río de Jarama.
Máximo está de acuerdo con que los ODS son fundamentales para provocar cambios en los hábitos de las personas, «pero también creo que se deben generar mejores políticas públicas que incluyan dichos objetivos. Si los Estados no se comprometen más con ellos, difícilmente podremos reducir los niveles de contaminación en nuestros países».
Para Dahiana, es imprescindible «educar e informar sobre el daño que le hacemos a nuestro planeta cuando nos dedicamos a consumir de manera desenfrenada»; mientras que para Catalina, «es necesario hacerle entender a la sociedad que toda ayuda sirve, por muy pequeña que sea; que cada ayuda cuenta, que no porque el otro bote un papel yo también puedo».
Pequeñas acciones individuales que generan grandes cambios
La Agenda 2030 hace un llamado para que todos los sectores de la sociedad se sumen, tanto a nivel colectivo como individual, y pongan en marcha acciones que contribuyan a la protección del medio ambiente. Según Vanessa, «iniciativas de voluntariado ambiental como esta generan un gran aporte, primeramente, como un medio para realizar educación ambiental y segundo, para retirar del medio grandes cantidades de desechos a los cuales se les dará una disposición final adecuada». Añadió que, como individuos, «podemos generar diversos cambios en nuestros hábitos o rutinas con los que podemos contribuir con diversos objetivos de la Agenda 2030, por ejemplo, con acciones sencillas como rechazar y/o disminuir el consumo de plástico de un solo uso».
Esta actividad de voluntariado ambiental ayudó a concienciar y visibilizar el impacto de la actividad humana sobre el entorno, y permitió que un grupo de becarios y becarias de Fundación Carolina sumasen esfuerzos por la conservación y utilización sostenible de nuestros ecosistemas. Sirvió, en definitiva, para que se sumasen a las acciones orientadas a la reflexión sobre nuestros hábitos y hacia cómo podemos modificarlos en defensa de nuestro planeta.
