Este trabajo propone una mirada integral y territorializada de la violencia en América Latina, superando el enfoque centrado exclusivamente en los homicidios.
A partir del dato ampliamente difundido sobre la letalidad regional, se analizan otras formas de violencia —como la de género, institucional, escolar, carcelaria y en el ámbito de la salud— que afectan cotidianamente a millones de personas. Asimismo, se explora el impacto del crimen organizado, los mercados ilegales y las desapariciones forzadas como expresiones complejas de control social y territorial.
El texto destaca la desconexión entre percepción de inseguridad, victimización y respuestas institucionales, y advierte sobre la escasa evidencia disponible respecto a la efectividad de las políticas de seguridad.
Finalmente, se proponen lineamientos para una agenda pública integral basada en enfoques intersectoriales, participación ciudadana y control civil, con el objetivo de fortalecer la confianza institucional, prevenir la violencia en sus múltiples formas y promover una cultura de paz y derechos en la región.