América Latina y el Caribe enfrenta la generalización de una crisis sin precedentes en materia de seguridad. Esta crisis tiene varias dimensiones: las cifras vinculadas con la violencia, que alcanzan niveles inéditos; la ampliación de la presencia criminal y la complejización de la estructura criminal; a lo que se agrega una amplia percepción ciudadana de inseguridad y descontrol.
Este trabajo aborda la cuestión de la inseguridad desde los siguientes ejes: diagnóstico; examen de la cooptación del aparato estatal por parte del crimen organizado; para-estatalización de los servicios públicos; análisis del fenómeno del miedo; e incorporación de la perspectiva de género.
Finalmente, el artículo esboza claves para reflejar que la democracia es el sistema político más capacitado para garantizar una seguridad sostenida a largo plazo.








