Hablamos con

Entrevista a Francisco Rojas Aravena

Entrevista a Francisco Rojas Aravena

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Francisco Rojas Aravena
La situación política de América Latina hoy en día es muy muy compleja. Las crisis nacionales tienen impactos regionales, pero a su vez se profundiza la polarización en los distintos países.

Entrevistamos a Francisco Rojas, rector de la Universidad para la Paz de Naciones Unidas (UPAZ), que participó como ponente en el «Curso de verano “Covid-19 y Agenda 2030 en Iberoamérica. Desarrollo y cooperación más allá de la pandemia”, organizado por Fundación Carolina y la Universidad Complutense de Madrid.

Usted tiene un largo recorrido intelectual sobre regionalismo latinoamericano. ¿Cómo caracteriza el momento político actual de la región? ¿Qué le parece la respuesta a la pandemia que está dando América Latina desde una perspectiva regional?

La situación política de América Latina hoy en día es muy muy compleja. Las crisis nacionales tienen impactos regionales, pero a su vez se profundiza la polarización en los distintos países.

En México, esto se expresa en altos grados de violencia, lo mismo ocurre en Centroamérica. La política en Nicaragua lo que hace es desvalorizar la democracia con la situación de detención de distintas personalidades. En El Salvador, pese al apoyo muy grande que tiene el presidente, ciertas tendencias de menoscabo de la democracia terminarán afectando al conjunto de la capacidad del sistema político. Situaciones complejas en el caso de Costa Rica, particularmente en lo referente al nivel de endeudamiento del país, y la necesidad de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En el Caribe, lo que hemos visto con el magnicidio en Haití o las crecientes protestas en Cuba.  Y si miramos Suramérica, la situación de Venezuela es dramática. Colombia tiene más de dos meses y medio de protestas, una elección absolutamente indefinida en términos legales en el caso de Perú, una situación muy compleja en lo económico en Argentina, en Brasil, una polarización muy grande respecto a todo, a la forma de enfrentar la pandemia, a la crisis económica y a la crisis política asociada. En el caso de Chile, las protestas de 2019, la continuidad de ellas en el 2020, permitieron abrir ese espacio para una Convención Constitucional que genera esperanzas, pero muestra también dificultades de cómo enfrentar este proceso.

Por lo tanto, la situación en el conjunto de América Latina es tremendamente compleja y a su vez, la incidencia del sistema internacional latinoamericano perdió toda fuerza y credibilidad. La desaparición de entidades como UNASUR, la situación compleja de la CELAC, la UEA que no es capaz de dar respuestas, en fin, todo hace que, por ejemplo, frente a la posibilidad de buscar una solución de diálogo en el caso de Venezuela, desapareció el grupo de Lima.

En fin, no hay capacidad de ponerse de acuerdo en cosas básicas que hacen a la democracia a la relación de asociación comercial en la región y por lo tanto, eso hace que América Latina no tenga una voz en el sistema internacional. El intento del presidente Piñera y del presidente Duque de crear una alternativa a lo que era UNASUR, no existe, desapareció. Entonces es necesario encontrar fórmulas que sean capaces de desideologizarse y evitar el veto que producen los mecanismos correspondientes a los sistemas de integración, porque cuando se requiere unanimidad y hay un país que hace veto, la posibilidad de llegar a acuerdos desaparece.

A su vez, otra de sus líneas de trabajo aborda la perspectiva multilateral. ¿Qué valoración hace del sistema multilateral tras más de un año de pandemia?

Creo que estamos en una situación muy compleja, donde a su vez la pandemia lo que ha hecho es que en lo económico tengamos una nueva década perdida y a diferencia de la década perdida anterior, (la década perdida anterior tuvo una década positiva en  lo político), mientras se perdía en lo económico surgió el grupo de Contadora, surgieron fórmulas para resolver los distintos temas, en fin, ahora es una década perdida en lo político y en lo económico, con el agravante de que no sabemos hasta donde va a llegar el tema del COVID y el impacto que esto va a tener. Es necesario mejorar, avanzar en eso para encontrar una perspectiva más amplia.

Por lo tanto, en la perspectiva multilateral, es necesario reforzarla y hoy día se hace más necesario que nunca, pero la voluntad política de los estados no está allí, porque están pensando en sus propias crisis, porque están pensando en encontrar soluciones a la pandemia de carácter local y no en una perspectiva más global, lo mismo que con el efecto COVAX de las vacunas que no da abasto y tampoco se ha constituido de manera sustancial y fuerte la institucionalidad multilateral global. Estamos en el ámbito de la salud para enfrentar la pandemia con debilidades globales estructurales y con la ausencia de espacios en este ámbito a nivel regional. Eso hace que haya imposibilidad de aprender lecciones de un país a otro, respecto de las decisiones que se han tomado.

La perspectiva es muy desalentadora, pero requiere un gran esfuerzo por parte de organizaciones de la sociedad civil, capaces de demandar por derechos y generar perspectivas de asociación más amplias y positivas.

En sus trabajos usted ha analizado la relación entre desconfianza social e institucional y la insatisfacción con la democracia en América Latina, ¿cree que la pandemia ha profundizado esta tendencia o la ha modificado en algún sentido? ¿Se puede construir confianza y sentido de nosotros desde las solidaridades que emergen durante la pandemia?

Yo creo que la pandemia lo que ha hecho es profundizar la desconfianza, porque la gente tiene desconfianza en las políticas que toma el gobierno respecto a si decretar cuarentenas, decretar cierres está funcionando, y si la información corresponde con la realidad. Se ponen en cuestión los datos, en fin, entonces en ese sentido, es como sustancial el poder mirar esto.

La confianza es una decisión que tomamos hoy día pensando en el futuro, mirando al pasado. Entonces, si lo que tenemos hacia atrás son promesas incumplidas, decisiones erróneas, la mirada de hoy sobre el futuro va a hacer que sea imposible avanzar y la única alternativa para eso es tomar decisiones consensuadas pero que puedan ser verificables, es decir, si nos comprometemos a algo, en qué tiempo, en qué ámbito, en qué forma vamos a verificarlo. 

La solidaridad y la cooperación ha surgido mucho más a nivel local que desde la perspectiva nacional. Es el germen para buscar una nueva cohesión social que posibilite avanzar de manera sustantiva a resolver alguno de los problemas centrales. El tema está en que el impacto de la pandemia es tal, que la demanda de la gente es por más Estado, capaz de dar respuestas ante estos problemas.

De su conocimiento extenso sobre medidas de confianza mutua en la región. ¿Qué rol podrían cumplir estas en la coyuntura actual?

Sin confianza no hay posibilidades de avanzar en ningún ámbito. Sin confianza no hay posibilidades de tener futuros compartidos, sin confianza se rompe el sentido básico de la cohesión social y por lo tanto, es fundamental encontrar perspectivas que ayuden en este ámbito de construir confianza. Confianza interpersonal, confianza interinstitucional, confianza interestatal.

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