En pocas semanas la realidad latinoamericana dio un vuelco inesperado. A las ya tradicionales manifestaciones en Venezuela, se sumaron las revueltas en Ecuador, que obligaron al presidente a retroceder con el aumento al combustible. La sociedad chilena despertó abruptamente de su largo letargo y salió a las calles a protestar por sus derechos. Los manejos turbios del presidente de Perú crearon un ilegítimo precedente constitucional. La manipulación de las elecciones en Bolivia y el posterior golpe de Estado reinstalaron a las Fuerzas Armadas como árbitro político. En Nicaragua, una brutal represión intenta acallar las manifestaciones que exigen el fin del autoritarismo de Daniel Ortega. La malversación de recursos públicos, la corrupción y el vandalismo de grupos armados han provocado manifestaciones violentas en Haití. América Latina ha vuelto a las primeras páginas de los periódicos, otra vez, como una región problemática.		
				
								
								
								







