Los movimientos evangélicos adquieren protagonismo en América Latina desde mediados de los años ochenta. El importante crecimiento de iglesias y su relevancia social ha hecho que estos movimientos, especialmente los neopentecostales, hayan sido objeto de estudio frecuente desde diferentes enfoques: antropológico, cultural y sociológico. Sin embargo, no existen apenas análisis de su papel político, de su presencia en las instituciones de la región o de su transformación en organizaciones políticas. El objetivo de este documento de trabajo es cubrir esta brecha y abordar el auge de los movimientos evangélicos desde una perspectiva politológica, a partir de una serie de hipótesis
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