La conquista de derechos reproductivos se ha convertido en los últimos años en uno de los principales ejes de solidaridad social en América Latina. Del adormecimiento político, la resignación, la letargia o la indignación generalizada se ha pasado al entusiasmo de ser parte de un momento histórico en el que toca movilizarse y activarse. El enojo y las insatisfacciones se canalizaban en un relato, una demanda, un horizonte concreto. De modo explícito se busca la legalización del aborto, y de modo más profundo cuestionar y cambiar los modos de relacionarnos y de ser en el mundo: el reconocimiento, la redistribución y la representación de las mujeres como una deuda de justicia social.
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