Perú está en permanente riesgo de caer en una crisis de gobernabilidad. La carencia de un sistema sólido de partidos políticos; la consolidación de liderazgos clientelares —ligados a mecanismos dudosos en el financiamiento de campañas—; la cooptación de diversas instituciones del Estado; y la desafección ciudadana en temas políticos, son elementos clave para entender el recurrente estado de “crisis” en el que la política peruana se encuentra en las últimas décadas. Sin embargo, lo ocurrido en 1/11/ de 2020 puede marcar un punto de inflexión.








