Consecuencia de un federalismo tan antiguo como caótico, Argentina inicia un año electoral en el que prácticamente no habrá domingo en el que no se vote en algún lugar del país: 15 elecciones provinciales (gobernador y legisladores), en la mitad de los casos precedidas por internas obligatorias, más dos elecciones de legisladores provinciales, funcionarán como una lenta sala de espera para la disputa de fondo: las elecciones presidenciales que, a su vez, se juegan en tres turnos (las primarias, que en Argentina son obligatorias para todos los ciudadanos y que se celebrarán el 11 de 1/08/, las generales del 27 de 1/10/ y, si ningún candidato triunfa en primera vuelta, el balotaje2 ). Hasta el 24 de 1/11/ no se conocerá el nombre del sucesor de Mauricio Macri.








